Geopolítica y Economía

 Geoeconomía.

La economía es hoy en día la encrucijada entre la geopolítica y la globalización económica; es decir:
geoeconomía. La cual, se trata de un nuevo entorno económico en el cual la economía es usada por los Estados y las compañías transnacionales como una nueva arma militar que busca alcanzar el predominio económico en los mercados globales. Destacaremos a continuación algunos de los acotecimientos históricos que han jugado un papel importante en la formación de esta actual geoeconmía.

El final de la Guerra Fría y el comienzo de la rivalidad EEUU-China.
Con la caída de la Unión Soviética, terminó la Guerra Fría y la tensión entre los dos bloques en un mundo bipolar. Emergió entonces Estados Unidos como superpotencia unipolar. Con ello, logró mayor influencia internacional, aun en los países que habían sido parte de la órbita comunista.

Por una parte, Estados Unidos, los países del occidente europeo y Japón, se mantuvieron como grandes potencias capitalistas en el siglo XX. Sin embargo, en las últimas décadas de ese siglo dentro del panorama mundial, se fueron perfilando otros países, cuyo crecimiento económico les ha colocado en el grupo de las potencias.
China, con una quinta parte de la población mundial, sigue teniendo una buena proporción de pobres, pero ya no hay miseria extrema y es el segundo receptor de inversión del mundo, después de los EE.UU. con índices de crecimiento muy elevados. 

Tres décadas después de la caída del muro de Berlín, las dos superpotencias del siglo XXI parecen lanzadas hacia una nueva guerra fría. Estados Unidos y China avanzan en una espiral de amenazas, sanciones y acusaciones de espionaje de consecuencias imprevisibles, para ellos mismos y para el resto del mundo. Desde la confrontación en los ámbitos comerciales y tecnológicos hasta la competición armamentística y la lucha por la influencia en los distintos continentes, los dos gigantes protagonizan un pulso por la hegemonía global repleto de peligros y de final incierto.
Y es que, hay sin embargo, una diferencia radical con respecto a la Guerra Fría que se desarrolló durante la segunda mitad del siglo XX. La antigua URSS nunca fue la potencia económica que es China, y los dos países entonces enfrentados no se encontraban tan interconectados financiera y productivamente como lo están ahora las dos mayores economías del mundo.

El declive de la influencia norteamericana: terrorismo global y la crisis financiera del 2008.
La crisis financiera mundial, resultado de la liberalización financiera y del exceso de liquidez global, colocó al mundo al borde de la recesión. Además, la crisis tendrá un importante impacto geopolítico.
Ya nadie cuestiona que nos encontrásemos ante la mayor crisis financiera internacional desde la Gran Depresión. Desde septiembre de 2008 se producieron acontecimientos sin precedentes que reconfiguraron el sistema financiero internacional.
Así, la crisis subprime que estalló en agosto de 2007 acabó transformándose en una crisis financiera sistémica, cuyo epicentro no estuvo sólo en EEUU, sino que se desplazó a Europa y Japón, teniendo un fuerte impacto en el crecimiento de las economías emergentes.
Los gobiernos redefinieron su papel de prestamista de última instancia y lanzaron paquetes de rescate a ambos lados del Atlántico, primero para instituciones concretas y después para el conjunto del sistema bancario.
Por otro lado, no menos importante, dentro del terrorismo global, encontramos el gran episodio del 11-S. Éste tuvo numerosas consecuencias políticas y militares a nivel global, más allá de su devastador coste en términos humanos. Sin embargo, pese a lo que pueda pensarse inicialmente, sus efectos económicos no fueron excesivamente graves en comparación con los vividos tras la crisis financiera del 2008.
La economía estadounidense ya venía sufriendo las secuelas del pinchazo de la burbuja de las puntocom que estalló a mediados de 2000 y los ataques terroristas añadieron un daño adicional para la economía estadounidense.

Tasa de Crecimiento interanual del PIB real 1995-2020.

Pese a semejante catástrofe, Nueva York logró registrar un crecimiento económico positivo del 1 % en 2001. Obviamente se trató de una notable desaceleración de 3 puntos porcentuales si la comparamos con las tasas de los años previos, pero no se registró una recesión como las de 2008-2009.
El ataque a las Torres Gemelas fue un duro golpe para las empresas que tenían sus oficinas en ellas, pero también para los pequeños comercios localizados en Manhattan o cerca del Pentágono. Además, en Nueva York la actividad turística y la ocupación hotelera se situó por debajo del 40 % en las siguientes semanas.
En los países occidentales los ataques alimentaron durante los primeros meses la sensación de inseguridad: las personas evitaban salir a sitios concurridos, como los centros comerciales, y solo se cogieron vuelos imprescindibles.


Cabe destacar en la actualidad que, aunque el comercio y el turismo se vieron afectados, los efectos fueron menos graves que durante la pandemia.
Tanto los países avanzados como la economía global solo anotaron una desaceleración en 2001 y 2002. Las tasas de desempleo registraron ligeras subidas en 2001 y 2002, pero muy por debajo de la escalada durante la crisis financiera o la pandemia.

Con todo esto, al final se cree que estemos viviendo "el adiós" a la globalización, con el tecnonacionalismo actual. Técnica de desarrollo tecnológico basado en estrechas alianzas público-privadas, en las que el Estado actualmente no solo es un importante inversionista en las áreas de investigación y desarrollo (I+D), sino que además adquiere protagonismo activo al actuar como ente planificador.

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